Incompatibilidad de caracteres. Ese es el principal impedimento para que la conexión entre Alejandro (35) y Darío (36) prosperara en ‘First Dates’. Al conocerse parecían dos polos opuestos que se atraían, pero los gustos de uno han terminado por espantar al otro.
Llegado desde Cáceres, Alejandro es peluquero y una persona que no concibe la vida sin darlo todo. Ese todo incluye la jarana. «Me encanta la fiesta. No lo voy a negar. Trabajo mucho a diario, entonces cuando llega el sábado…», le explicó a Carlos Sobera.
Darío, por su parte, se presentó como un agente de viaje argentino que necesita «tenerlo todo muy atado y organizado» porque se considera un hombre muy ansioso.
Alejandro no está dispuesto a renunciar a la fiesta
El ‘hobby’ de Alejandro centró buena parte de la conversación. El extremeño le dejó claro que si hay fiesta, allí que va, no importa en qué parte de España sea. «Torremolinos en verano está bien. Hay mucho ambiente. Luego a Madrid suelo venir también. Cada vez que vengo aprovecho a que haya una fiesta».

Darío y Alejandro no encajaron
A Darío no es que no le guste la fiesta, lo que pasa es que necesita de tanto en cuando disfrutar de fines de semanas de relax. Coger el coche e irse a la montaña de excursión, por ejemplo. Un plan que no entusiasma a Alejandro. «Yo no me voy a ir a caminar al campo, yo necesito desfogar con mi amigos», sentenció.
Según avanzaba la velada, se hacía más palpable que lo suyo no iba a fluir. Eran demasiado diferentes, y a ese pretexto se agarraron en el momento de la ‘decisión final’ para preferir quedar como amigos.Darío llegó a admitir que «tanta fiesta me ha asustado»